31 enero 2010

Estoy cabreado por...


Estoy cabreado por tener que levantarme todos los días a las seis de la mañana, por tener que llegar tarde al trabajo todos los días, por elegir un trabajo que no me gusta nada, por los compañeros de la oficina que me hacen estar cabreado todo el día y hacer que parezca un ogro. Cabreado porque todo el mundo crea que soy el típico jefe divorciado, inaguantable, gruñón y arrogante. Cabreado porque no sepan como soy en realidad, por ser yo mismo solo en mi casa con mi gato Aurelio, cabreado por ser insociable…Después de tantas preocupaciones he llegado a la conclusión de que estoy cabreado por ser JEFE.

30 enero 2010

Sueños verdaderos

Una mañana clara, iba yo paseando por el campo verde, se veía a lo lejos el arco iris, pues la noche anterior había llovido.
Se oían a los pájaros cantar muy contentos y a los caballos trotar.
Había una pequeña parte vallada para que los caballos tuvieran un poco de libertad.
En los charcos del suelo se podían ver los árboles reflejados, era todo precioso.
Y, de repente, me desperté, me desilusioné mucho, me gustaba ese lugar, era precioso y tranquilo, allí nadie te molestaba.
Al fin de semana siguiente nos fuimos a ver a mi familia a Soria, y dimos un paseo todos juntos, cada vez ese parque me resultaba más familiar, pero estaba segura de que nunca había estado allí y entonces recordé mi sueño, charcos, un arco iris, etc... Estaba allí, mi sueño era real.

27 enero 2010

La leyenda de los dragones.

Caminaba recto, con la cabeza erguida.
Se sentía seguro.
Todos los que en el pueblo ejercían su profesión necesitaban de un perro para conseguir sentirse así. Pero él no. No, Paul pensaba que él solo se valía, que no necesitaba de ningún animal para conseguir tener a su rebaño alejado de peligros.
Oía tras de sí los cencerros de sus cabras y sonrió, orgullosamente.
Se giró para observarlas y contó, instintivamente, sus animales. Acabó rápido, puesto que únicamente poseía quince; pero se llevó una desagradable sorpresa. Volvió a contarlas, y repitió el proceso hasta que se cercioró de que sólo avistaba catorce cabras.
>>No pasa nada<<, intentó tranquilizarse, >>esto suele pasar. Que no me halla ocurrido nunca antes no quiere decir que no sea nada normal<<. Se repitió esto mismo mientras agudizaba el oído, tratando de escuchar el sonido grave que producía la madera al chocar contra el metal que componía el cencerro casero fabricado por él mismo. Pero fracasó, no encontró a su animal y regresó de nuevo con el resto de su rebaño, decepcionado. Llegado a este punto no pudo contener un agudo grito que determinaba el estado de histeria en el que se encontraba. Mientras él había prestado su total atención a la cabra extraviada, se había olvidado por completo de los demás animales que estaban a su cargo. Paul no daba crédito a lo que veía: el rebaño menguaba. Otras cuantas cabras habían desaparecido, sin haber dejado huella alguna que explicase aquel extraño fenómeno. Paul se llevó las manos a la cabeza y rompió a llorar. Sin ser consciente de ello, se agachó y acarició una de sus cabras, que le respondió con un balido. Entonces percibió un ruido detrás de él. Un sonido semejante al del rugido de un león, pero sin llegar a ser tan fuerte ni penetrante como éste. Aún así no dejaba de ser imponente. Paul se giró, lentamente, temeroso de lo que podría encontrar tras de sí al hacerlo. Un enorme animal agitaba sus brazos tan rápidamente que su silueta se contorsionaba. Sus fauces quedaban exhibidas ante el titubeante pastor, que se había quedado paralizado, con la mano inmóvil sobre el pelaje de su cabra. Pudo percibir como por la quijada de aquel animal resbalaba la sangre que, según él supuso, minutos antes habría circulado por las venas y arterias de sus animales. Aquel despreciable ser que había acabado con la vida de la mitad de su rebaño se acercaba entonces a él, rápida y ágilmente, ostentando sus largas y afiladas garras. Inmediatamente Paul salió corriendo, cogiendo en brazos a la cabra que, tiempo atrás, había estado pastando, tranquilamente, en una soleada pradera, ajena a los peligros a los que había estado expuesta. Notaba que se asfixiaba. La garganta le quemaba y la carga que conllevaba el peso de la cabra hacía más dificultosa aquella carrera de la que prendía su vida. Sintió entonces como la parte trasera de su camisa se rajaba y notó como la sangre se deslizaba por su espalda. Pero no se detuvo. Continuó corriendo. Llegó un momento en el que ya no escuchaba los pesados pasos del animal tras de sí, así que se arriesgó y, parándose, se dio la vuelta y contempló, asombrado, que había desaparecido tan misteriosa y sigilosamente como lo habían hecho sus cabras. Retomó la marcha, a paso ligero, aún inseguro de que el animal hubiera abandonado del todo su persecución. Avistó entonces las primeras casas de su pueblo y comenzó a correr, ansioso de narrarles a sus amigos su experiencia. -¡Nadia¡ ¡Aacre¡ ¡Saimon¡-gritaba, desesperado, esperando a que alguien acudiese en su encuentro. -¿Qué te ha pasado?-cuestionó, nerviosa, su amiga Nadia, que salía entonces presurosa de su casa. -¿Cómo te has hecho eso?-Saimon señalaba su espalda, de la cual manaba un torrente de sangre que caía al suelo provocando un repiqueteo constante. -Me atacó-dijo Paul, depositando en la superficie la cabra y acariciando su pelaje, justo igual que había hecho antes de descubrir a aquel…animal no era la palabra adecuada, pensó, se aproximaba más monstruo, o bestia. -¿Quién?-preguntó Aacre-¿Quién podría hacer algo así? -La explicación es que no fue alguien, sino algo-sus amigos esperaron, expectantes a que Paul aclarase aquella afirmación.-Algo que movía sus extremidades tan rápidamente que no pude apreciar si se trataban de comunes brazos o alas, enormes alas. Emitía un sonido desagradable e imponente, y apareció sigiloso como un gato, igual que desapareció. Aquel animal, aquello, no importa lo que fuese, volaba. Es lo único razonable que explica esta cuestión.-Paul sabía que había llegado demasiado lejos, que aquello era puro producto de su imaginación, pero le sobrepasaba el hecho de que pudiera llegar a ser un personaje reconocido por sus hazañas. Hubo una pausa. Aacre se rascaba la barbilla, intrigado y pensativo. Nadia, por su parte, contemplaba atónita a Paul. Y Saimon escudriñaba la herida que se extendía por la espalda de éste. -¿Dices que volaba?-Saimon, dubitativo, mostró a Paul una cara de desconfianza. -Sí, eso he dicho-Paul mencionó estas palabras con una seguridad impropia a la situación en la que se encontraba, puesto que se había alejado de la verdad y dejaba que su imaginación fluyese y escapase al exterior mediante su boca-Se comió a todo mi rebaño, excepto a Lana-y señaló con un ademán de cabeza a la cabra superviviente. -¿Cómo lograste escapar, si era, pues, tan feroz como cuentas?-Nadia se había aproximado y contemplaba a Paul con cierta admiración. -Solamente corrí, y esperé a que decidiera dejar de perseguirme. Y así lo hizo, llegado un momento dejé de escucharle tras de mí. Y sólo entonces, cuando me cercioré de que sus afiladas garras estaban alejadas de mí, sólo entonces, pude permitirme cesar de correr. -Y dinos, ¿qué fue exactamente lo que os atacó, a ti y a tu rebaño?-le cuestionó Aacre.-Dices que posee alas y que es grande y sigiloso, pero también aseguras que está armado con afiladas garras. En todos los años de mi existencia no he conocido ser alguno que posea todas esas características juntas. -Porque, a pesar de su tamaño, logra esconderse en los lugares más recónditos de la Tierra, porque es un animal magnánimo, pero monstruoso al mismo tiempo. Porque es un dragón.

20 enero 2010

FRACASOS Y ÉXITOS

Un fracaso:
Caer y no saber volver
a levantarse y empezar de nuevo,
caer y no querer volver
a intentar lo que te hizo ir al suelo.
Un éxito:
Perderse y, sin darse cuenta,
reír al verse perdido.
Hallarse y comenzar solo
un nuevo y gran camino.

19 enero 2010

Me siguen...

ME SIGUEN... Corro, intento ir más veloz que el viento, huyo de ese algo que noto que me persigue. Busco con la mirada algún sitio donde refugiarme. Sigo corriendo y diviso, a lo lejos, un bosque. Noto que lo que me viene siguiendo acorta la distancia entre nosotros. Ruego al cielo que me dé alas. Corro y trato de llegar lo antes posible a esa dudosa salvación en forma de bosque frondoso. Corro y veo cada vez más cerca los árboles y arbustos. Veo una silueta, siento la presencia a mi espalda y hago un último esfuerzo: llego al bosque. La silueta petenece a un niño, un chaval moreno y flacucho, un chaval que me indica que calle y que me esté quieta. Yo siento unas ganas inmensas de contarle que llevo huyendo desde hace mucho, y sin saber de qué huyo; pero le hago caso y no abro la boca. Voy girándome poco a poco, veo a mi perseguidor... ¿QUÉ ES ESO? No es humano, estoy segura. Es como un pensamiento, como un sentimiento. Es totalmente abstracto. Es la tristeza que venía buscándome, que venía siguiéndome. Me intenta encontrar, yo miro al niño, él me dice que me mantenga quieta. me doy cuenta de que la tristeza es ciega y ha dejado de notar mi movimiento, no puede hallarme ahora. Se aleja, y , enojada y triste, se va. Me vuelvo para darle las gracias al chaval. Ya no está. ¿me lo habré imaginado?

18 enero 2010

PÁGINA ASESINA.

Inverness es una localidad próxima al lago Ness, allí es donde vive Christine con su madre. Sus padres, John y Emily estaban separados desde hacía años.
Christine estaba haciendo un trabajo de historia en el ordenador cuando, de pronto, la pantalla se puso en negro y comenzó a aparecer un mensaje. Habían pirateado su ordenador.
-Christine.
-Corres peligro.
¿Cómo sabía mi nombre? Se preguntó.
-Acude al puente en frente de tu casa. Rápido.
-Te espero.
Pero, ¿Quién podía ser? Christine sabía que no podía confiar alguien que había entrado en su ordenador sin embargo, cambió de idea al oír un grito que provenía de abajo.
Bajó las escaleras a trompicones y al girar para ir a la sala de estar se le cayó el alma a los pies.
Su madre estaba muerta en el sofá sin aparentemente causa de la muerte.
Sostenía un libro entre sus manos. ¡Qué raro!, pensó. La página estaba en blanco.
Miró el reloj. Hora de la muerte: 3 pm.
Salió llorando de la casa y se dirigió lo más rápido que pudo al lugar donde le habían dicho.
Allí le esperaba un hombre con gabardina negra.
-¿Papá? ¿Has sido tú el que ha entrado en mi ordenador?
John asintió.
Su padre era informático, de modo que tampoco le había extrañado mucho.
-Cariño, ¿qué te pasa?
-Mamá ha muerto. Pero es que no entiendo por qué. No ha pasado nada.
-¡Mierda! Se ha extendido…
-¿El qué se ha extendido?
-Tranquila ahora te lo explicaremos todo.
-¿Explicaremos? ¿Quiénes?
-Ven conmigo.
Fueron hasta casi la orilla del lago allí había una caseta pero al entrar no había nada, tan solo unas herramientas oxidadas y restos de una barca.
John fue derecho al centro y levantó una trampilla que había en el suelo.
Descendieron por unas escaleras y se encontraron con una habitación llena de gente. La sala era amplia pero vasta y desordenada repleta de electrodomésticos estropeados, trozos de madera y toda clase de artilugios.
-Esto es la Resistencia.
-¿La Resistencia? ¿Contra qué?
-Shiisst. Ahora lo sabrás.
Un hombre, de aspecto horrible al que lo tomarían por loco, aunque sin embargo sabía lo que se decía, era el que parecía que llevaba las riendas allí. Dicho hombre empezó a hablar:
-En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar de su volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere. Eso es lo que me dijo uno de ellos.
-¿Quiénes son ellos? –dijo Christine.
-John, ¿es tu hija?
-Así es.
-Verás ellos son los reptiles, los reptiles más grandes de la historia. Sí, te estoy hablando de los dinosaurios que habitaban la Tierra antes de lo del meteorito.
Christine se quedó anonadada.
-Algunos de ellos consiguieron sobrevivir y ahora viven en un planeta llamado kha. Cuando aumentaron en número enviaron a uno ellos. Muy poca gente lo ha visto pero sí que existe, te hablo de Nessie el conocido monstruo del lago Ness. Cuando sabían ya de nosotros lo suficiente introdujeron los libros de los que he hablado antes en una pequeña librería de Drumnadrochit un pequeño pueblo al lado del lago. Allí empezó todo.
-James, me temo que se está expandiendo, Emily ha muerto.
-Esto va más rápido de lo que yo pensaba-dijo James.
-Pero, en caso de que fuera cierto, ¿qué pretenden? Y… ¿cómo sabes tú todo eso?-dijo Christine.
-Pretenden extinguirnos eliminando primero a todos los inteligentes con esos libros y luego, los que queden no les resultará nada difícil invadirlos para recuperar su planeta. Y lo sé porque uno de ellos lo desterraron aquí, a la Tierra y desde entonces somos amigos.
Uno de los allí presentes encendió la televisión. Aparecieron las noticias.
-Mucha gente está muriendo por esta pandemia tan extraña que, al parecer, empezó en un pequeño pueblo de…
-Tenemos que hacer algo -dijeron algunos.
-Sí, pero ¿qué?
-Hay que acabar con el monstro, así no tendrán comunicación con la Tierra.
-Pues ¿a qué esperamos?
A continuación todo el tumulto de gente desalojó la habitación en busca y captura del monstruo. Subieron a un barco, a la orilla del lago y se adentraron en el agua.
Tras una pesada búsqueda al fin lo localizaron y consiguieron darle con uno de los arpones que poseían.
El ser cayó rendido ante ellos. Lo lograron, pero nada había acabado aún.
Desde el cielo se podía divisar una oscura nube, que, al aproximarse se cercioraron de que eran los reptiles que venían a por su compañero.
Ese fue el final para la humanidad.

17 enero 2010

COSAS QUE NADIE ME HA EXPLICADO

-A mí nadie me ha explicado que los pimientos, antes de ser rojos, son verdes.
-Que el cava viene de la uva.
-Por qué vuelan los aviones.
-Por qué los globos suben hacia arriba y no bajan hacia abajo.
-Por qué los barcos no se hunden, a pesar de su peso.
-Por qué los gatos caen de pie.
-Por qué los hombres cuando se hacen mayores, se quedan calvos.
-Por qué cuando abro el grifo, el agua al ir a parar al desagüe gira hacia un lado o hacia otro.
-Y por último, por qué los cuentos empiezan con “Érase una vez…” y acaban con “colorín colorado, este cuento se ha acabado.”

16 enero 2010

INSTRUCCIONES PARA NO OLVIDARNOS

Hoy prepararemos un rico, sabroso y fácil plato de no olvidarnos.
1.-En una fuente , empiece por "cómo se conocieron".
2.-Ponga varias capas de momentos entre ellos.
3.-Rocíelo con una salsa de recuerdos.
4.-Métalo en "el horno del tiempo"toda la vida a 180º C
5.-El más importante de todos los pasos: vigílelo toda la vida , esté pendiente de él porque si se descuida se quemará fácilmente.
Bon Apetit!!

13 enero 2010

COSAS QUE NADIE ME HA EXPLICADO

Desde pequeños, nos han explicado cómo hablar, cómo escribir, cómo leer, cómo hacer las cosas bien... Lo que nunca nos han explicado es lo dura y difícil que puede llegar a ser la vida. Nunca me han explicado por qué pasan las cosas que pasan en el mundo , nunca nadie me ha explicado que posiblemente lo pasaría mal , muy mal en la adolescencia, nunca nadie me ha dicho que lloraría por amor, ni que perdería muchos amigos en mi camino, nadie me explicó lo duro que sería TODO, nadie me explicó que llegaría un día que no tendría a mis padres, nadie me explicó que la vida no es un juego, sino algo con lo que verdaderamente no puedes jugar, algo que se puede acabar esta misma noche o dentro de sesenta y nueve años.
Me pregunto por qué nadie me explicó que cuando llegara una cierta edad tendría que ir dejando cosas por el camino, cosas que nunca en la vida querría haber dejado. Nunca me dijeron que tendría que afrontar mis miedos yo sola, tampoco me explicaron que los verdaderos amigos, pase lo que pase van a estar ahí siempre; que tendría grandes peleas con mis padres, con mis amigos, con mi gente en general. Nadie me explicó que sería muy duro que consiguiera llegar a la meta sin ningún rasguño.
Porque si alguien me hubiera cogido una tarde y me hubiera explicado todo esto, tal vez sabría que cuando mi novio me dejase, no sería el fin del mundo, que los exámenes son cosas muy serias y que no me las tendría que tomar tan a la ligera, que cuando un amigo mío se mosquease conmigo por cosas que nos hemos dicho volvería a la normalidad en cuanto viera que le necesitaba, porque puede que me hubiera tomado mi vida un poco más enserio, porque estaría preparada para todo lo que se me viniese encima : muerte de mis familiares y allegados, pérdida de amigos, ...
Nadie me dijo nada de esto. Ni mis padres. Ni mis profesores. Ni nadie.
Lo que he aprendido de esto, es que cuando sea mayor y tenga hijos o cuando tenga sobrinos o allegados que sean pequeños, les diré que la vida puede ser muy dura, y que si no luchas y eres constante no la vas a poder aprovechar al máximo, le diría que los amigos vienen y van, pero que los de verdad se quedan, que el primer novio no es el que más te marca, que cuando termines una relación llorarás, que te dolerá. Le ayudaré a que afronte sus miedos, le explicaré que la vida no es un juego de ganar o perder, es una continua y extensa carrera en la que no solo hay una meta, y en la que lo importante no es ganar ni llegar al premio... sino CÓMO llegas, cómo te esfuerzas día a día para conseguir tus notas, tu carrera, tu vida entera.
Nadie me explicó, que un día yo tendría que explicarle todo esto a mis hijos, sobrinos, primos... nadie lo hizo, pero, ¿es acaso malo que no me lo hayan explicado? Porque gracias a que no me lo explicaron, me he dado cuenta por mí misma de todo esto, y me he demostrado a mí misma que soy una persona madura capaz de darse cuenta de todo esto, capaz de razonar, capaz de saber que curso tras curso voy subiendo un escalón más para construir mi propia vida.

Nadie me lo explicó, pero yo, todo esto, ya lo sabía.

12 enero 2010

PÁGINA ASESINA. Julio Cortázar.

Caminando por la acera, pasé junto a una vieja librería, me cruzaba con ella todos los días y siempre me ha llamado la atención su nombre ``Libros para no dormir’’ le pegaba de lujo al aspecto de la tienda, medio caída y roñosa, con un viejo en la entrada, de cara triste, que ahuyentaba más aun a los posibles clientes. No tenía tiempo de pensar en ello, tenía que hablar con una persona muy importante para zanjar por fin mi negocio.

Se había alargado el encuentro, pero había conseguido zanjarlo de una vez por todas, en estos momentos era el hombre más feliz del mundo, trotaba por la calle, sorteaba farolas y saltaba bancos, creo que no había estado tan feliz desde que aprendí a montar en bici, entonces me fijé que estaba junto a ``Libros para no dormir ´´.
Entré, el viejo me miró con cara de pena y yo me alejé de el lo más que pude, ya que, no era una librería muy grande.
Casi todos los volúmenes eran viejos y tenían una fina capa de polvo que los cubría. Cogí un extenso volumen al azar, titulado, `` Duerme, Duerme’’ el peculiar nombre me interesó y empecé a leer palabras sueltas de las primeras páginas, parecía interesante, así que me acerqué al hombre y a lo que supuse que era la caja.
-Me llevo este- le dije.
Me lanzó una mirada que no supe interpretar, pasaron unos minutos antes de que contestara.
-Interesante elección-
Salí de la librería y acto seguido empezó a llover, tuve que correr hasta casa. Llegué calado de agua y eso que vivía a dos calles de la librería. Me hice una ensalada rápida para comer y me puse a ver la tele, pero entonces recordé el extraño libro que me había comprado hace apenas unos minutos y no pude resistirme a empezarlo. Apagué la tele y me puse en mi sillón. Abrí el libro por la primera página y me lancé de lleno a la lectura.
Contaba cosas interesantes sobre los tipos de sueños, también recogía una recopilatorio de entrevistas, preguntándole a la gente sobre su tipo de sueño, (parecía una investigación).
Sin darme cuenta me había leído 200 páginas y lo más curioso es que mis ojos no se sentían cansados y no podía dejar de leer.
Alcé los ojos hacía el reloj que colgaba de la pared de mi salón y me sorprendí, eran las 9 de la noche, llevaba leyendo desde las 3 de la tarde, pensé que para lo poquito que me quedaba no merecía la pena dejarlo.
Al pasar de página, de la 1.245 a la 1.246, me di cuenta de que estaba completamente en blanco, ni una letra asomaba por la hoja. Me sentí muy enfadado, así que me vestí, metí el libro en la bolsa y fui a la librería a pedir explicaciones.
Crucé las dos calles que me separaban de mi destino, corriendo por la incesante lluvia que me perseguía. Llegué a duras penas a la librería y en la puerta descubrí un pequeño cartel que advertía del cierre de la librería.
Volví a casa más confuso que enfadado, hice caso omiso de la página en blanco y me volví a sentar en mi sillón a terminar el extraño volumen.
Acabé las páginas que me quedaban es un instante y al cerrar el libro me di cuenta de que no me había gustado en absoluto, no comprendía por que había leído con tanta ansiedad. Advertí de que había algo escrito en la contraportada y leí ``Este libro leerás, y al llegar las tres perecerás ´´.
Se me puso la carne de gallina, ese libro cada vez era más extraño, lo arrojé lo más lejos que pude y me fui a la cama a intentar conciliar el sueño y olvidarme de todo lo ocurrido.
Desperté tirado en el sofá con el libro entre las manos, grité y me desprendí de el, miré el reloj del salón y señalaba las tres menos diez, me vestí lo mas rápido que pude y salí a la calle. No tenía rumbo, solo quería alejarme tanto como pudiera de el.
Corrí y corrí hasta que mis piernas no me respondieron y caí al suelo.
Todo a mí alrededor parecía ir lento, oía a la gente gritarme que me apartara, no podía moverme, pero veía la brillante luz que cada vez estaba más cerca de mi.

En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere.

11 enero 2010

Página asesina


<<…En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página, al dar las tres de la tarde, muere>> Fin.
-¿Os ha gustado chicos?
-Síii – Contestaron los niños que rodeaban al cuentacuentos al unísono.
-¡Qué bien! Pero niños míos, no creáis que es verdad lo que dice, como todo lo que os he contado antes, esto solo pasa en los cuentos, nada ocurre en la realidad.
Hubo una pausa mientras dejaba un libro para coger el siguiente. Pero antes de empezar vio ya a los padres de los niños.
-Bueno chicos, ya han llegado vuestros padres. Hasta la semana que viene.
-Adiós, adiós… - se pudieron oír unas voces infantiles decir.
Los padres se llevaron a casa a sus hijos, como cada miércoles, algunos de ellos, y de los cuales habían escuchado la ultima historia, se pusieron a leer su libro de cada noche.
Entre ellos me encontraba yo, don Ramón de Vallarta, Conde de los Pronticas de Nader. Continué el libro que comencé tres noches atrás: “Siempre son problemas”, de Tonya Basset, un libro que me regaló mi mujer por mi cumpleaños.
Yo no sabía por qué, pero todo el rato pensaba en el último cuento -Quien desemboca en esa página, a las tres morirá-, no paraba de repetir en mi mente una y otra vez.
Empecé a leer “Siempre son problemas”. Estuve leyendo durante una hora y luego me fui a dormir. Al día siguiente, aún muy temprano, seguí con la lectura y encontré una página sin letras. Empecé a pensar en el cuento sin parar. –No quiero que sean las tres, no, no por favor, tengo un hijo y no quiero morir. Ya sé que los cuentos son mentira, pero tengo miedo y no quiero morir-.
Llegaron las tres menos cinco, y no paraba de sudar, de moverme de un lado a otro, estaba muy nervioso. Ya eran las tres y yo estaba muy inquieto, aun sin dejar de moverme.
No morí. Me dije a mi mismo que, claro, solo era un cuento y, por tanto, era mentira.
No, no murió, efectivamente, ni ese día ni el siguiente. Pero llegó el año siguiente, ese mismo día, y al dar las tres cayó al suelo. Entró en coma y aún no ha despertado. ¿Simple casualidad?

10 enero 2010

A partir de un minicuento de Julio Cortázar

PÁGINA ASESINA:
La historia cuenta que una niña llamada Alice, que tenía 18 años, una mañana se encontró un taco de libros. Como en esa época las niñas solo servían para ayudar en las tareas de casa, no les contó nada a sus padres.
Cada noche la muchacha leía un rato. Leía en muy malas condiciones, debajo de la manta y con una luz en la mano, aunque a ella le daba igual ya que lo único que quería hacer era leer su nuevo libro.
Por la mañana se fue a comprar con su madre y luego a lavar la ropa al lavadero.
Cuando volvían a casa Alice se encontró con su amigo Carlos.
-Mama, ¿puedo irme con Carlos a jugar un rato?- dijo Alice.
- Vale, pero no tardes mucho que la comida ya casi esta.- contestó la madre con alegría ya que su hija se iba con su amigo.
Alice y Carlos fueron al parque y la chica empezó a contarle lo que había encontrado y el chico no se lo creía, así que Alice saco de su bolso el libro y le dijo:
-Tengo más libros, los cuales me encontré con este.-dijo Alice con gran entusiasmo.
-Pero no crees que el título es un poco raro, digo, es un poco siniestro, ¿no crees?
- Si pero me da igual. Pienso que los demás son como la continuación de este.-dijo Alice.-Bueno me tengo que ir porque lo más seguro es que la comida ya esté, ya nos veremos.
DOS MESES DESPUÉS.
Carlos estaba muy preocupado por su amiga, bueno aunque él no la consideraba una amiga sino algo más.
Por la noche el muchacho estaba pensado y decidió confesarle lo que sentía por su amiga.
Al día siguiente Carlos fue a llamar a Alice para confesarle lo que sentía.
-ALICE!!!!-gritaba Carlos.
- ¿Qué te pasa?-preguntó la chica desconcertada.
-Quiero confesarte una cosa.
-Vale ahora bajo.
En la puerta de la calle.
- yo…yo te quería decir hace mucho tiempo que…que te quiero y quiero que seas mi novia.
-Yo… Carlos no sé qué decir eres mi amigo pero…
- No hace falta que me contestes ahora.-dijo desconsolado.
-No si es precisamente en lo que estaba pensando. Tú también me gustas, así que acepto.
Enseguida Alice y Carlos fueron a darles la noticia a ambos padres. Los padres estaban entusiasmados, por lo menos los de Alice ya que los de Carlos ya se lo veían venir.
AL DÍA SIGUIENTE.
Alice iba por el tercer libro estaba muy contenta.
Por la tarde Carlos fue a llamar a Alice y le contó una vieja leyenda.
-Mira Alice tú ¿confías en mí?
- Pues claro ¿por qué lo preguntas?-dijo Alice muy preocupada.
- Bueno vamos allá. Hay una leyenda sobre tu libro que cuenta así: en un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen, si un lector desemboca dicha página al dar las tres de la tarde, muere. Y el libro es llamado página asesina igual que el tuyo y no pienso que sea una coincidencia.
- ¿cómo te puedes inventar semejante historia Carlos?-dijo riéndose.
-No me lo estoy inventado-dijo molesto.
-Bueno pues si en el caso de que no te la hayas inventando, puede que no sea una coincidencia.
-No te la cuento porque sí, es que me preocupa ahora que te lo he confesado todo lo que pensaba, ahora por un estúpido libro te pase algo.-contestó preocupado-Entonces hazlo por mí y no te acabes ese libro, por favor.-dijo con voz entrecortada.
- Pero es que no me va a pasar nada te lo aseguro.
-Bueno vale pero piénsatelo por favor.
-No hay nada que pensar ¿vale?
-Vale. Bueno me voy a casa. Adiós.
Cuando Alice estaba acabándose el libro se encontró con una página en blanco. Entonces pensó “La leyenda que me contó Carlos era cierta’’. Cuando empezó a hacer memoria, de inmediato bajó a la cocina a ver la hora y efectivamente eran las tres de la tarde. Cuando Alice intentó salir por la puerta se cayó al suelo y nunca más se despertó.
Carlos fue a la casa en cuanto se enteró de que la chica se murió.
Lloraba y lloraba y nadie lo podía consolar. El muchacho le dio un beso en los fríos labios de la muchacha, ese fue su beso de despedida y se fue corriendo por la puerta.
Nadie sabía dónde estaba porque nunca volvió.
Aquel muchacho alegre y enamorado, ahora por culpa del destino era un muchacho triste y con el corazón destrozado.
FIN.