10 febrero 2011

MOOR, UN PUEBLO DE SOMBRAS

La noche era muy fría y oscura. La luna estaba cubierta por unos nubarrones negros que amenazaban una inminente tormenta. Todo esto ocurrió en invierno del año 1910. El pueblo de Moor vivía aterrorizado debido a los rumores sobre la aparición de sombras por las calles cada noche.

El espectro recorría el pueblo en busca de la sangre de alguna presa con que saciar su sed. Tenía los colmillos muy afilados y de una blancura infinita, la cara muy pálida y, en sus ojos, las pupilas eran transparentes y estaban rodeadas de infinidad de venas rojizas. Vestía completamente de negro, zapatos puntiagudos y pelo lleno de gomina recogido en una coleta.

Elena cerró su tienda de comestibles como cada noche y tomó el camino a su casa, cuando se desató una terrible tormenta y tuvo que refugiarse en un callejón próximo muy oscuro. Sentía como sus músculos se contraían a causa del frío y el miedo que recorría su cuerpo, ya que esperaba ver de un momento a otro la temida sombra sobre la que hablaba todo el pueblo.

El espectro no lo dudó un instante, se abalanzó sobre ella por detrás, hincó sus afilados colmillos en el pálido cuello de Elena y succionó su sangre hasta dejarla sin aliento.

Elena fue una víctima más de la sed de sangre del vampiro. Una nueva sombra que confirmaría una vez más los rumores populares del tenebroso pueblo de Moor.

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