09 febrero 2011

Historia de vampiros

Una esbelta figura contemplaba melancólicamente el horizonte desde una oscura esquina, a través de una pequeña ventana.
Suspiró, con nostalgia.
No podía seguir conteniendo su instinto, no podía reprimirlo por más tiempo.
Si continuaba encerrado en aquella casa, moriría de hambre.
Lo sabía.
Se giró bruscamente. Cogió su larga capa negra, atravesó el umbral de la puerta… y salió al exterior por primera vez en mucho tiempo, quizá demasiado.
Se paró en seco, y respiró una gran bocanada de aire fresco.
El fuerte viento agitó su cabello azabache.
Las gotas de agua resbalaban por su blanquecino rostro, y caían al suelo, causando un constante repiqueteo.
La figura agudizó la vista, tratando de encontrar aquello que estaba buscando, lo que le había hecho abandonar, después de tanto tiempo, su casa.
Aquello que había tratado de evitar durante meses, ahora le parecía imposible.
Sus ojos emitieron un ligero resplandor rojizo al ver con satisfacción, como una figura caminaba calle abajo.
En aquellos momentos no se arrepintió de haber dejado la casa atrás.
Avanzó hacia la figura, decidido.
Su capa ondeaba acompasadamente, mecida por el viento, pareciendo aumentar su poder sobrenatural, que habría estremecido hasta a la persona más valiente.
Observó a su presa, a unos pocos metros de él.
Era una mujer joven, que caminaba rápidamente, ajena a que cada uno de sus pasos estaban siendo vigilados.
Mantenía una conversación telefónica. Tal vez fue esta la causa de que la mujer no percibiera la presencia de alguien detrás de ella. No fue consciente de ello hasta que una sombra, rápida como el rayo, se interpusiera en su camino.
Soltó una exclamación ahogada.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, y notó como se erizaba el vello de su nuca, debido a aquella aparición repentina, inesperada, y aterradora.
Era un siniestro hombre quien la observaba, fríamente.
Sus ojos rojizos brillaban ligeramente en la semioscuridad, y su cara se transformó en una mueca diabólica.
La mujer volvió a chillar, esta vez con más fuerza. El teléfono resbaló de su mano, involuntariamente.
No sabía lo que era aquel hombre, ni por qué lo temía tanto, por qué no lograba mirarlo a los ojos. Por qué se sentía inferior, y condenadamente débil.
Pero estaba segura de que aquel hombre que la miraba, no era exactamente como ella, como nadie que conociera.
Su instinto le dijo que corriera.
Y corrió, lo más rápido que pudo, dejando al teléfono y al misterioso hombre atrás… o eso era lo que ella había creído.
Porque aquella terrorífica sombra volvía a estar ante ella, impidiéndole el paso.
La muchacha supo en aquel momento que no tenía nada que hacer contra él.
Que era más rápido, más fuerte, e incluso más listo que ella.
La oscura figura se abalanzó inesperadamente sobre la joven, hasta rozar suavemente su cuello.
Ella se estremeció por el frío contacto.
Fue entonces cuando comprendió lo que era aquel ser que estaba ahora tan cerca de ella.
Aquel gesto, sus oscuras ropas, sus ojos rojizos, su tez blanquecina, su frío contacto… todo aquello lo confirmaba.
Fue consciente de que ella misma había firmado su sentencia de muerte al haber abandonado aquella noche su casa.
Porque podía haberle plantado cara a cualquier otra cosa… pero no a un vampiro.
Cerró los ojos, y por su mejilla resbaló una lágrima.
Una lágrima que reflejaba la impotencia y el miedo que sentía.
El vampiro hundió sus blancos colmillos en el cuello de la joven.
Una vez satisfecho, la soltó, y la muchacha cayó al suelo.
El vampiro le dirigió una última mirada al cuerpo que yacía, inerte, sobre el asfalto.
Sintió pena por aquella mujer, y se maldijo por ser como era.
Él no lo había elegido… y lo odiaba con todas sus fuerzas. Pero no había nada que él pudiera hacer al respecto. Tenía que vivir con ello.
El vampiro abandonó la solitaria calle, mientras la lluvia empapaba su cuerpo.
Si alguien lo hubiera contemplado entonces, habría descubierto un ápice de tristeza en su expresión.
La oscuridad se lo fue tragando, lentamente, hasta que la esbelta figura desapareció completamente, dejando, tras de sí, a su víctima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario