Se movía el mar lentamente, salpicando las rocas y mojando a su vez algunos granos de arena. Un rayo de sol que caía desde un firmamento anaranjado penetraba, tímido, en las cristalinas aguas de color azul. Y ahí, en el fondo de toda esa inmensa masa acuosa, una estrella de mar se mecía al compás de la corriente, sin aparente rumbo.
Nuria Mármol
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