20 enero 2013

Historia basada en La Resistencia. Por Jessica Vila.



Era un día como otro cualquiera, tranquilo, alegre. Pero había una cosa que lE preocupaba. Se arregló y se preparó para subir al autobús del colegio. Al llegar, entró en él y se sentó en el último asiento, alejada de los demás.

Rebuscó en su mochila buscando cualquier distracción. Encontró su Ipod, lo encendió y se dio cuenta de que sólo tenía canciones de él, un conocido suyo ¿ose podía decir amigo? No lo sabía.

Empezó a recordar el día en que lo conoció. Estaba en la feria con sus amigas, disfrutando de aquella tarde de risas continuas. Pararon a comprar algodón de azúcar y allí estaba él: un chico moreno, alto, con los ojos claros, con la mirada fija en ella.

Media hora después, cuando iba a jugar a lanzar dardos, volvió a verlo. Estaba asustada de verlo ahí otra vez, mirándola. Al instante, el chico se encontraba a su lado. Se presentó y le dijo que la había estado viendo toda la tarde y, antes de que dijera nada, sus amigas la arrastraron hasta la siguiente atracción donde iban a subir. Perdió de vista a aquel chico tan curioso y subió. Al bajar se dio cuenta que era demasiado tarde y decidieron volver a casa.

No supo nada más de ese chico. Pasaron semanas y semanas y volvió a quedar con sus amigas, esta vez para ir a un concierto. Contaban los días que quedaban para el acontecimiento, estaban ilusionadísimas. Por fin llegó el gran día. Ya estaban allí, cerca del escenario. Fueron a ver a su grupo favorito, pero antes había unos teloneros. Nadie los conocía, pero empezó el concierto y todos gritaron cuando el cantante salió.

Volvió a verlo. Estaba allí ¡cantando! No se lo podía creer.

Se acabó su canción y comenzó a tocar el grupo que con tanta ansia esperaban ver. Cantaron todas sus canciones. Acabó y salieron del estadio de fútbol, donde había tenido lugar el concierto. Había mucha gente,y entre la multitud se encontraba el chico, aquel cantante que conoció en la feria.

Esta vez fue ella la que se acercó a él y le dio la enhorabuena por su actuación. El chico no dijo nada, le dio una carta y se fue, perdiéndose entre la gente.

La chica se quedó parada, volvió a su casa y decidió abrir la carta, en la que decía:

Quiero verte, pero no puedo estar cerca de ti, te puedo hacer daño. Estuve siguiéndote por toda la feria y me di cuenta de que estabas en el concierto. Voy a estar contigo siempre, pero cuidado conmigo.

Sintió un escalofrío que recorrió todo su cuerpo. No estaba preparada para volver a oírlo, a escuchar su voz.

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