30 mayo 2010

Valencia, ciudad de misterio. Andrea.

Camino por la calle, sin ir a ninguna parte, en busca de nada, en busca de todo.
El sol poniente de la mañana rocía las calles de un halo de alegría, vida…
Ruzafa, Primado Reig, El Carmen… Las horas vuelan, se evaporan entre las risas y el alcohol, somos jóvenes, ¿Qué hacer, sino caminar sin rumbo?
Pero de repente la noche cae inesperadamente, como la lluvia en pleno día de verano…
Las calles se tiñen de un denso ambiente de misterio, en el cual, nada es lo que parece… las luces, deslumbrantes, cegadoras, atraen a las almas en pena que caminan con desesperación por las aceras en busca del olvido, en busca de la última calada, en busca del valor perdido, en busca de la libertad que ya no tienen…
Las farolas iluminan con su resplandeciente luz las apagadas calles de Valencia, iluminando lo antes oculto de la ciudad…

La verdad, no recuerdo cómo había llegado hasta allí, sinceramente, tampoco me importa, solamente me dejé llevar…
Solamente sigo caminando…
La suave lluvia ahora cae como delicadas partículas silenciosas sobre la ciudad, acallando las voces, acallando todo…
Pero, como todo el mundo sabe tras la calma va la tormenta…
Los neumáticos de un coche frenan ensordecedoramente contra la carretera, inconscientemente mi cabeza, estremecida, se da la vuelta, atentamente al vehículo mis ojos observan… confundidos, abstraídos de la realidad…, recordando haberlo visto antes…
Miles de borrosas imágenes, difusos recuerdos inundan mi mente… recuerdos extraños, imágenes efímeras…
El coche arranca rápidamente contra mí, como si nada lo detuviera, como si nadie lo parara, como si nadie hubiera… huyendo de algo, huyendo de alguien… huyendo de la noche…
Ágilmente, me lanzo al suelo, impactando fuertemente contra la fría e inerte acera, intentando escapar del coche, intentando salvar mi vida…
Rápidamente me levanto del áspero suelo…y corro, corro como si la vida se me fuera en ello, corro, pero, por cada paso que doy la lluvia incrementa, es más intensa, dura… el aire me falta, las rodillas me fallan y el coche cada vez está más y más lejos…
Y allí me encuentro yo, tendida en medio de la carretera, bajo la lluvia, mojada…sola…
Camino llorando por las calles entre la multitud de personas, buscando ayuda…
Pero estoy perdida… grito, pero nadie me oye, lloro, pero nadie me consuela, busco, pero nada encuentro…
No encuentro el camino a casa, busco desesperadamente las migas de pan, pero la lluvia se las ha llevado, al igual que mis recuerdos…
Repentinamente la sirena de un coche de la ambulancia suena impetuosamente, reanimando las antes muertas calles de Valencia…
De repente el tiempo se para, mi pecho se comprime, me falta aire… algo ha pasado… y tengo que averiguar qué…
La plaza del ayuntamiento, lugar de la acción…
El reloj marca las doce en punto.
Una gran masa de personas rodea algo, la tensión está en el aire.
Apresuradamente distingo los rostros de mis amigos, el rostro de mi madre, están sufriendo…
Pero, mi familia se ha olvidado de mí y para mis amigos tan solo soy un rostro más que camina por estas oscuras y frías calles… sin saber el porqué, sin saber quien soy, sin saber qué hice, sin saber donde fui…
…tan solo me dejé llevar por el momento…
Me hago paso entre la gente, intentando ocultar mi rostro entre las sombras, intentando esconder mis lágrimas, intentando escapar de esta absurda realidad, intentando averiguar qué pasa…
Mis ojos observan atónitos, incrédulos… mi corazón deja de latir, mis pulmones se quedan sin respiración…
Mi mente se aclara y el rompecabezas de mi cabeza por fin cobra sentido…
Hasta ese momento no me di cuenta de que… lo que toda la gente miraba… por lo que la gente lloraba…
Era mi inerte cuerpo abatido en medio del asfalto, en medio de aquella fría noche, en medio de la ciudad…

1 comentario:

  1. Enhorabuena por el premio, Andrea. El relato es fantástico...

    ¡Sigue así!

    Ivana.

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