A la costa de nuestra aldea llegó una mujer con el pelo azulado como la noche, los ojos brillantes por el frío y las manos arrugadas por la humedad.
La mujer estaba visiblemente afectada ya que nunca antes había abandonado su aldea, situada más allá del lago.
El motivo de su visita era la necesidad de nuevas planta curativas para su aldea, ya que era la curandera.
A su llegada a este lugar los habitantes la miraban con desprecio pensando:¡Que extranjera tan extraña!
La mujer permaneció una semanas allí recogiendo plantas, teniendo que soportar los murmullos y las miradas repulsivas que le dirigían los habitantes de la aldea.
Un día se sorprendió al percibir que los habitantes ni siquiera reparaban en ella. Todos dirigían las miradas hacia la cabaña más grande de la aldea. La mujer también pudo apreciar como algunos de ellos derramaban lágrimas.
Al pasar al lado de un grupo de mujeres logró oír su conversación:
-¡Oh el hijo del jefe! Pobrecillo ha caído enfermo de una enfermedad que desconocemos la cura.
La mujer le ofreció su ayuda al jefe pero este sin pensarlo dijo:
- ¡Esta extranjera! ¿Qué pensará?¿ Creerá que tiene más conocimientos que nosotros?.
La mujer ofendida salió de la cabaña, pero antes dejó sus plantas curativas al pie de la puerta, por si el jefe cambiaba de opinión.
Al día siguiente cuando su hijo estaba completamente pálido, al borde de la muerte y su padre había perdido ya toda esperanza, decidió darle aquella extraña medicina.
A los pocos minutos su hijo recuperó el color. El hombre arrepentido salió de la cabaña, buscaba a la salvadora de su hijo para disculparse y pedirle que se quedara.
Se celebró una fiesta en su honor, una fiesta alrededor de las hogueras a la que fue invitada toda la aldea.
Desde ese momento todos los del pueblo conocieron la sabiduría de lugares lejanos, la voz cálida que cuenta historias al amor de la lumbre, el arte de curar con plantas medicinales……nunca más la volvieron a llamar la EXTRANJERA.
Realizado para Educación para la ciudadanía.
Lorena Manglano.
Amalia Solana.
Laura Smith.
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